Fue una tarde llena de emociones encontradas. Estaba la memoria, por supuesto, como aglutinante sempiterno, inmarchitable, irrenunciable, pero también los sueños truncados, la esperanza renacida, los años haciéndose un ovillo y vueltos a renacer en las mentes, los grandes abrazos, la emoción hecha carne, la vida que vuelve por sus foros, la historia trepidante y la lucha inclaudicable. Este 10 de diciembre, en la Plaza del Bosque, en Villa Ciudad Parque se replicó, como en tantísimos otros lugares del país, un fantástico contrahechizo para exorcizar los fantasmas de un tiempo que cura pero no sana del todo, porque faltan ellos, ellas, los que dieron su vida por defender esos ideales de justicia que nunca negociaron.
A todos los seguimos esperando, pero están, con ese grito que no es de guerra sino de paz, “presentes, ahora y siempre”.
A lo largo de la emotiva jornada de homenaje mezclamos sonrisas y lágrimas, sueños por cumplir y sinsabores, caminos encontrados y a veces bifurcados que llevan hacia un solo objetivo: esa Memoria con Verdad y Justicia.
Nos encontramos con la música que repara, con los mensajes que espolean sanamente para seguir adelante, para no bajar los brazos, con una resolución que declara de interés comunal el espacio Bosque de la Memoria, y también con historias más o menos conocidas, pero todas ellas con algo que reverdece, que rejuvenece, que embellece todo lo que late.
La juventud, como duendes abrazados al espacio. Los y las mayores, recordando y compartiendo experiencias de lucha y de vida. Todos y todas con la emoción de reflotar vida, esperanzas y sueños.
Es verdad: faltó gente. Pero la que estuvo llenó de sobra una plaza que va camino a ser, ella también, parte de la historia, porque también recordando y obrando en consecuencia se generan los senderos. Porque la historia que escriben los que ganan es un mito, ya que aún sin ganar se ganaron un lugar en nuestra historia, que recorre la de ellos. La historia, al recordar, al teñirse de memoria, se gana cada día, y cada paso que devuelve y recorre las vivencias de cada detenido/a desaparecido/a nos cuenta de los que están aunque no estén.
Este 10 de diciembre en el Bosque de la Memoria se vivió un eslabón que conecta pasado y futuro, una continuidad de esos bosques y esas plazas y esas calles de toda la Argentina, para reconocernos en nuestra delicada confluencia entre lo que somos, lo que queremos ser y lo que alguna vez fuimos, tal vez sin saberlo.
Este 10 de diciembre, otro árbol fue plantado en nuestros corazones y mentes, para seguir ejercitando la memoria, fuente inagotable de saberes, historias y deberes, para que el camino se nos haga un poco más llevadero con la esperanza como norte y eje de nuestras ilusiones, que también fueron las de ellos.
Este 10 de diciembre es Vida, Lucha y Esperanza.
Marcelo Walter
Vaya el agradecimiento de la mesa del bosque de la memoria de VCP por estar siempre ptes cubriendo las acciones que son de todxs!