“Todo está guardado en la memoria
Sueño de la vida y de la historia”
La memoria espera, TE espera. Cuando los tiempos son tan difíciles, a veces se esconde, se agazapa, lista para expresarse cuando más la necesites, y ahí sentís que la vida vuelve por sus fueros.
Cuando sentís la soledad y la desprotección vuelve el abrazo, las marchas, los recuerdos, LA MEMORIA, así, con mayúsculas, para sentir en la piel el regreso de las y los compañeros desaparecidas/os, para darnos cuenta que no nacimos ayer, que tenemos historia, que estamos subidos a los hombros de otros hombres y mujeres que nos trajeron hasta aquí…
En el marco de las conmemoraciones del 24 de marzo, charlamos con Félix Rodríguez, vecino y compañero de Radio Comunitaria El Brote, que nos cuenta parte de su historia, como él nos dice, para entender un poco lo que les pasó a nuestros treinta mil desaparecidos, y además repasa el acto de este 2024 en el Bosque de la Memoria de Villa Ciudad Parque:
-“Veo muchos chicos acá disfrutando de este lugar, que me parece hermoso, y a esos chicos tenemos que darle esto. El cómo se vive. Se vive jugando, se vive festejando, se vive en comunidad, tratar de ser felices en ese aspecto. Pero darle también esta oportunidad a las generaciones que vienen y decirles ¨vivir es también sufrir un poco¨. No porque la humanidad quiera eso, porque no quiere sufrir, pero la humanidad sufre. Estamos sufriendo guerras, estamos sufriendo cosas. Mirá lo que ha pasado en estos días en Rusia. Más de ciento cincuenta creo que son los muertos. Una guerra que nadie quiere pero está. La guerra está. Mirá lo que está pasando en Palestina. Todas estas cosas son vivir y encontrar los buenos momentos con compañeros, compartir con compañeros buenos momentos, disfrutar los buenos momentos pero sin ser indiferentes”.
-Félix, hace unos años que estás aquí en Villa Ciudad Parque. ¿Cómo describirías este 24 de marzo de 2024 respecto de los anteriores aquí en la Plaza?
-“Con más convocatoria primero. Lo veo con más convocatoria. Lo veo más con un espíritu de vida. Las expresiones que se han dado acá en la Plaza hoy han sido todas positivas. Han sido ¨hay que resistir, hay que avanzar, hay que convencerse de que la vida va por ese lado¨. Disfrutando la felicidad. No se puede ser feliz del todo. Podemos tener momentos felices pero no podemos ser felices del todo con todo lo que estamos viviendo”.
-Mientras un individuo sea infeliz, la raza no puede ser feliz…
-“Exactamente”.
-Hace unos días estuviste en una actividad y contaste tu historia aquí en el Bosque de la Memoria… ¿Querés contarnos un poquito tu historia?
-“Sí, cómo no. Esto es con ayuda de compañeros, de amigos, de mi psicóloga, que me planteó en un momento dado ¨¿Por qué te guardás todo eso? ¿Por qué te la guardás? Dale, contala porque es tu historia¨. Y bueno, eso de ser un poco perfil bajo, que uno trata de no amargar un poco más la vida pero es necesario que se conozca. Mi historia, y si la cuento a mi historia, es porque vamos a tener la imagen un poco más clara de lo que vivieron nuestros treinta mil desaparecidos. Con una diferencia: ellos tuvieron un remate y yo no. Mi historia es la siguiente: yo he sido militante de la JUP, la Juventud Universitaria Peronista. Era estudiante de historia en la Facultad de Filosofía y Humanidades de Córdoba y en diciembre del ´76 salía de la facultad con otras compañeras y vienen y me avisan ¨hay camiones del Ejército en Barrio Iponá¨. Barrio Iponá es vecino a la Ciudad Universitaria. Entonces salimos con otro compañero, que por suerte vive, y me acuerdo que me seguían dos compañeras, que les digo ¨por favor no se vengan conmigo¨. No entendían nada las compañeras. Y me siguieron a una cuadra y media por donde yo iba. Por la calle España iba caminando, me distraje un poco, y sentí un golpe, un empujón muy fuerte, y fui a dar con la cabeza en la pared. Quedé bastante mal, mareado, y cuando recobro un poco la conciencia estaba tirado en el piso de un auto, por supuesto con pies encima de la cabeza y el cuerpo, aplastándome. Me llevan y me suben a un camión, los que estaban en el Barrio Iponá precisamente, después supe eso. Y me trasladaron a José de la Quintana. Ahí estuve más o menos tres semanas, no puedo precisar bien, atado de pies y manos. Algo que no conté los otros días, bueno, lo cuento ahora, tuve un simulacro de fusilamiento. Los fusilamientos eran diarios ahí, en José de la Quintana. Y era como un juego. Con balas de fogueo y balas de verdad. A mí me tocaron las balas de fogueo. Es difícil expresar lo que se siente en ese momento, es muy complicado. Pensaba ¨bueno, hice lo que tenía que hacer con mi vida¨. Lo que pensaba yo que tenía que hacer, ¿no? Pensé en los errores, también. Fijate, tuve tiempo de pensar en los errores. Y tuve el azar de que en mi caso hayan sido balas de fogueo”.
“Una noche tuve una sesión de tortura muy fuerte y al día siguiente me cargaron en un camión como diciendo ¨este ya no va más¨, junto a otros compañeros. Yo iba muy mal, perdía la conciencia a cada rato, y nos llevaron a la caminera de Pilar. Compañeros que estuvieron conmigo, que estaban mejor que yo, cuentan, yo no escuché nada, tengo un problema en el oído todavía, no escuché nada, pero los compañeros declaran que hubo una discusión ahí. Con estas palabras lo cuentan los compañeros: ¨me traen gente hecha mierda, por qué no los hacen mierda ustedes, llévenlos a otro lado, liquídenlos en otro lado¨, qué sé yo. Estuvimos un día completo encima de un camión atados de pies y manos. Yo tengo asma, tenía ataques de asma, me dieron un broncodilatador, yo no sé para qué, para liquidarme con más conciencia, con mejor salud, me dieron un broncodilatador porque yo estaba muy mal, y me llevaron al RI 2 (NdA: El Regimiento de Infantería Paracaidista 2 «General Balcarce» es un regimiento de infantería del Ejército Argentino. Está basado en la Guarnición de Ejército «Córdoba»). En el RI 2 hubo otra especie de discusión y decían que ese no era un campo de concentración, pero me encerraron en una piecita. No hubo torturas allí, y me llevaban todos los días a la enfermería, donde me daban de comer, me daban de beber, me daban agua y me curaban. Estuve mucho tiempo ahí. En marzo, no puedo precisar tampoco el día, en marzo… Bueno, a todo esto, ¿por qué? ¿Qué es lo que me salvó a mí en cierta forma? Yo soy de Villa del Rosario, y ahí había una patota muy conocida, judicialmente conocida también, gente que está purgando cárcel, otros que murieron, y me llevan por esta gente a mí, no por militante de la JUP, eso me salvó. La patota esta no entendía nada. Para los milicos era ¨sos comunista o sos una persona normal¨. Yo estaba dentro de los comunistas. Y las preguntas que me hacían eran acerca de vecinos míos, compañeros que habían militado de chicos ahí en la zona, que habíamos hecho algunas cositas, y me preguntaban los nombres de guerra de ellos. Yo no tenía ningún compañero de ellos cerca mío en la militancia y yo decía ¨sí, lo conozco, es vecino mío, ¿cómo no lo voy a conocer?¨. Y la tortura era muy fuerte. Y ellos no tenían nombre de guerra. No eran militantes clandestinos tampoco. Bueno, eso me salva a mí. Me llevan al RI 2. En marzo un soldadito abre la puerta, me lleva agua y me dice ¨mirá, te vas¨. Y cierra la puerta. Ese ¨te vas¨ podía ser salgo en libertad, que era muy difícil para mí, no lo entendía, o ¨te vas¨, y me liquidaban ahí. Al día siguiente me llevan al Puesto 1, me esperaba un Ami 8 rojo, con tres personas. Me llevan, me suben al Ami 8, y en vez de encarar para el centro, para la Ciudad de Córdoba, me llevan para La Calera. Ahí de nuevo dije ¨bueno, esta es la última¨. Muchas veces hablar, decir algo en esos momentos empeora las cosas. Pero dije ¨si me van a matar háganlo ahora, no me lleven tan lejos, ¿para qué? Estamos en La Calera, estamos en el medio del campo, estamos entre dos regimientos…¨ ¡Y paran el auto! Y yo pienso ¨bueno, acá sí¨. Y me dicen ¨vos sos de La Calera¨ ¨no soy de La Calera. Soy de Villa del Rosario. Estoy viviendo en Córdoba ahora¨. Entonces se miran entre ellos y dicen ¨no. Vamos a averiguar qué pasa¨. Volvemos al Regimiento, se baja uno de ellos a preguntar, sube de nuevo y dice ¨vamos, vamos al Chateau (NdA: El Estadio Mario Alberto Kempes, antes Estadio Olímpico de Córdoba o simplemente El Chateau Carreras)¨. Me llevan al Chateau, me dan algo de plata para el colectivo y me dejan ahí. Yo estaba en un estado que si me encontraba alguien por ahí me metía en cana de nuevo. Estaba en un estado calamitoso, la ropa mía era cualquier cosa, bueno, estaba mal. Estaba muy mal. Estaba curado de muchas heridas, y no estaba tan mal físicamente ya. Bueno, me dejan en el Chateau, tomo un colectivo, con la mirada de mucha gente, y logro ir a la casa de un pariente. Bueno, la historia ahí sigue. Después tuve que pasar a la clandestinidad porque ahí sí ya me buscaban como JUP. Ahí no iba a tener otra oportunidad”.
“Hoy estoy acá, con ganas de seguir viviendo, con ganas de seguir haciendo radio, con ganas de seguir aprendiendo y espero seguir con el programa de radio (NdA: Félix conduce El Equipaje, por Radio Comunitaria El Brote, actualmente en descanso)”.
-Una que me quedó de tu historia: ¿qué edad tenías cuando te secuestraron?
“Yo tenía veinti… veintidós años creo que tenía. Me lo pregunto poco eso, pero creo que tendría que hacer la cuenta. Era la tercera vez que caía preso, digamos. Yo caí preso a los diecisiete años en Ojo de Agua, en un encuentro del Peronismo de Base en Santiago del Estero, nos agarran ahí en Ojo de Agua, estuvimos un tiempito ahí en la comisaría y me llevaron a cárcel común y después a un reformatorio, no sé qué era, en Santiago del Estero y estuve cuatro meses. Y, por supuesto, en el ´69 caí en el Cordobazo, donde estuve cinco o seis días preso. Y acá estoy con ganas de seguir viviendo y disfrutando de lo que pueda disfrutar”.
-Hay que seguir viviendo… ¿Y cómo se vive en el país del no me acuerdo de (Javier) Milei?
-“Es muy duro esto, y es una lección muy grande. Es una lección que nos da la historia muy grande, porque seguimos cometiendo muchos errores, ¿no? Yo seguí militando en el Departamento de Río Segundo abriendo locales, abriendo el diálogo, conversando, y el peor enemigo que hemos tenido, el enemigo principal en esta concepción política que estamos dando fue nuestro propio espacio. Del campo nacional y popular. Que nos hizo cerrar locales, que se manejó con punteros, que le dijeron no a la militancia, ¡y estamos pagando eso! Mirá Córdoba, que es lo que le da al país en cuestiones de votos, en cuestiones electorales, lo que le da el balance, lo inclina para la izquierda o para la derecha. Y esto de ningunear a la militancia se fue pagando muy caro, es uno de los motivos. El pueblo argentino votó por el no a la clase política, votó no a esta conducción política, sea cual fuere. Votó con bronca. Votó, muchos sabiendo de que esto no era lo buscado por ellos, se está escuchando mucho ahora. No era lo buscado por ellos, pero era esto: pegarle una patada en el culo a toda esta conducción política, estos cuadros que nos han conducido en estos momentos. Y siempre lo digo, hay que aprovechar todos estos espacios, el Bosque de la Memoria, hay que aprovecharlo, he visto la participación de muchos chicos, me alegra un montón, me emociona y me alegra un montón. Creo que ese es el camino, aprovechar todos los espacios. Aprovechar también nuestra radio. La aprovechemos al mango”.
-Félix, una última dentro de este bello contexto que hemos vivido hoy aquí. Estuviste formando parte del grupo que leyó un hermoso cuento… ¿Cómo te sentiste?
-“Pero muy bien. Esto me hace feliz a mí. Esto me hace feliz. Vos viste que participaron chicos, participamos viejos, ¿viste que fuimos muchos los que leímos el cuento por partes? A mí me conmueve y me da muchas ganas de seguir viviendo esto. Me da ganas de hacer todo lo que puedo hacer para seguir viviendo”.
“La memoria despierta para herir
A los pueblos dormidos
Que no la dejan vivir
Libre como el viento”
