La preocupación por el desarrollo del trigo resistente a la sequía y al glufosinato de amonio, un herbicida mucho más tóxico que el glifosato, crece. Hace algo más de un mes en la nota sobre el <<«Panazo» en rechazo al trigo transgénico que avanza: ya hay 25 mil hectáreas sembradas>> contábamos como pese a que todavía no está aprobada su comercialización, la misma empresa Bioceres, que desarrolló la variante HB4, convoca a productores a través de sus redes sociales a realizar “testeos” de su trigo transgénico, y se ufana de sus campos sembrados en Bower (Córdoba), Quimilí (Santiago del Estero) y Coronel Suárez (Buenos Aires), entre otros lugares.
<<En la Carta Abierta de cientificxs argentinxs al Gobierno nacional sobre el trigo transgénico>> describen claramente el panorama desolador que afrontamos de seguir adelante con la implementación de la variedad transgénica de Trigo hb4:
«La incorporación del trigo transgénico incrementaría la frecuencia de las fumigaciones, extendiéndolas durante todo el año. Hasta ahora, las fumigaciones masivas con agrotóxicos se circunscribían a las temporadas de primavera y verano (también se aplican a finales del invierno como “barbecho químico”). Dado que el trigo es un cultivo de invierno, la aplicación del glufosinato de amonio dará lugar a fumigaciones con este herbicida, en una estación del año en la que se prolonga la vida media de plaguicidas en el ambiente, debido a la incidencia de las bajas temperaturas en los procesos de biodegradación y/o a la baja irradiancia solar en la fotodegradación, todo lo cual coincide además con la mayor susceptibilidad de la población a contraer enfermedades respiratorias.
Hasta el momento, el uso del paquete tecnológico estaba particularmente asociado al cultivo de soja, maíz y algodón, cultivos principalmente vinculados a la producción de granos para forraje y aceites. El trigo, en cambio, es la base de la alimentación de las y los argentinos, ya que con él se elabora el pan y gran parte de nuestros alimentos que están basados en sus harinas. A partir de esta autorización, el trigo HB4 tendrá residuos de glufosinato al igual que las harinas y sus derivados, es decir, habrá glufosinato en alimentos básicos de consumo diario. Dado que en Argentina no hay ley de etiquetado de transgénicos, toda la población estaría expuesta a su ingesta en la dieta diaria.
Por otra parte, el trigo podría correr una suerte similar a la soja no transgénica, que ha sido completamente reemplazada por variedades transgénicas. No es posible la coexistencia de trigo transgénico y no transgénico, entre otras cosas por la llamada “contaminación genética” que ocurre durante la polinización. El trigo se autofecunda en un gran porcentaje, pero también se cruza con otros cultivos de trigo que se encuentren en las cercanías. Del mismo modo que en el caso de la soja, una vez liberadas las variedades transgénicas en pocos años se podrían diseminar debido a la fecundación cruzada por polinización con las variedades no transgénicas, en un proceso irreversible de flujo genético. Además de los procesos naturales, el mercado también podría imponer la adopción de OGM, haciendo llegar a los productores insumos sin identificación a bajo costo, como ocurrió en el caso de la soja RR.»
De las expresiones de la Mesa de Enlace que conforman las cuatro entidades rurales extrapolamos la cifra de 50000 hectáreas sembradas, como detalla el siguiente articulo de La Politica Online:
«Las entidades rurales vienen haciendo lobby para vetar el desarrollo tecnológico perteneciente a la firma de capitales nacionales, Bioceres. Los principales opositores al trigo transgénico son el ex ministro Luis Miguel Etchevehere y su mano derecha Santiago del Solar.
De hecho, esta semana Etchevehere se refirió al tema. «Bioceres anunció que hay sembradas 55.000 hectáreas de trigo HB4, aún no aprobado para su comercialización. ¿Qué medidas está tomando el Estado para evitar posibles fugas que tendrían graves consecuencias», señaló en Twitter.
«…»
«Reiteramos nuestro apoyo a la ciencia nacional, la innovación tecnológica y los servicios que se siguen realizando en nuestro país, con vocación de aportar al desarrollo económico y social».
Cabe mencionar que la cosecha argentina de trigo ronda las 20 millones de toneladas. Se estima que, mediante la aprobación del HB4, podría crecer la producción y, por ende, las exportaciones que se ubican en torno a las 12 millones de toneladas por año.»
Pareciera que se entrecruzaran las flechas, como dice el Indio Solari en la canción StrangerDanger de su ultimo disco: «Mis enemigos me van a asustar / Cuándo comiencen a tener razón / Esos chimangos no tiene piedad / Y sí, el poder de mentir por los satélites.»
Cual es el precio?
Si bien cuando se habla de números grandilocuentes se relativiza el beneficio, la realidad de la mesa argentina es que la creciente inflación a dado gran protagonismo a las harinas como base de la alimentación de millones de argentinos; por ende un experimento demasiado peligroso para llenar las arcas de unos pocos emprendedores agrícolas.
Martín Daniel Ferreira