Todos los 16 de junio, como un rayo de sol al mediodía, pienso en este silencio que precede a la tormenta. En la calma antes del horror, y en cómo mi abuelo transitaba ese momento un día frío de 1955.
Menos de una hora después, a las 12.40, iniciaría el ataque desde los aviones de la Marina argentina, lanzarían más de cien bombas sobre Plaza de Mayo con un total de entre 9 y 14 toneladas de explosivos.
Juan Carlos era bombero y, como dentro de una pesadilla, le tocaba correr a Plaza de Mayo, a rescatar personas entre las llamas, a dejar de lado el horror paralizante y tratar de no morir en el intento de magnicidio a Juan Domingo Perón.
Mis recuerdos sobre este hecho los vivo a través del relato de mi abuelo que vive en mí, y que evoco para que su vivencia me interpele. Como flashes, las fotografías que él me relataba, me aparecen.

Con el desarrollo de la “inteligencia artificial” hoy podemos ver imagenes de video coloreadas de los bombardeos a Plaza de Mayo, pero esta no es la unica novedad del siglo XXI, como ecos suenan otros intentos de magnicidios que se interconectan aparentemente con las mismas fuentes de dinero y de odio.
Como dice Marcelo Baladrón en su interesante estudio (Cepillando la historia a contrapelo: los modos de la prensa de presentar el bombardeo a Plaza de Mayo ):
“Cuando Marcel Proust despierta en su habitación y no sabe dónde está, ni tampoco quién es, será el recuerdo el que venga a rescatarlo de su despojo (Proust; 1999; 14). Así como el yo narrador de Proust requirió de los ejercicios de la memoria para saber quién era, para saber quiénes somos ─para actualizar nuestra construcción identitaria ─ resulta necesario que ciertos recuerdos de nuestra historia reciente se actualicen y completen. Mucho más: que sean dichos.
Siguiendo a Todorov, la memoria puede aprovecharse de dos maneras: de un modo literal o de un modo ejemplar. Recuperar un hecho de modo literal supone pensarlo en su singularidad y adquiere así un carácter intransitivo. Por el contrario, pensar un hecho pasado en su dimensión ejemplar permite recuperarlo dentro de una categoría más amplia y utilizarlo como modelo para comprender nuevas situaciones con actores diferentes. Así, “el pasado se convierte en principio de acción para el presente” (Todorov; 2000; 31). “
Martin Daniel Ferreira
