El documental realizado por Camila Menéndez y Lucas Peñafort cuenta la historia de un pueblo en Rajastán, India, donde la comunidad planta 111 árboles para celebrar el nacimiento de cada niña. Cuidando a los árboles, las niñas y al agua, generan conciencia y empoderan a sus mujeres.
El film se puede ver en la plataforma Cine.ar
Un hombre llamado Shyam Sunder Paliwal perdió a una hija de 16 años y decidió plantar un árbol en su memoria. En su dolor, no podía creer que a veces las personas pudieran poner fin a la vida de su propia hija, sólo por razones económicas. Entonces se dio cuenta de que los árboles deberían plantarse no para conmemorar la muerte, sino para celebrar la vida de todas las niñas. Y así nació la idea: convenció a los aldeanos, uno a la vez, de que la base de un futuro brillante era cultivar árboles, cuidar el agua y educar a las niñas.
Para contextualizar parte de la realidad de esta región, hay que decir que en India el grado de alfabetización de los hombres alcanza el 75,3 %, mientras que el de las mujeres llega al 37,7%. El 30 % de las mujeres adolescentes están casadas y el 22 % ya tienen uno o varios hijos. En tanto, el abandono escolar genera una gran cantidad de mano de obra infantil: trabaja el 12 % de los niños y niñas de entre 5 y 14 años (alrededor de 26 millones en total).
Según la Unesco, 31 millones de niñas no están escolarizadas y, de ellas, 17 millones nunca lo estarán (también les pasa a los varones, pero son 4 millones menos). Otras 34 millones de adolescentes tampoco tienen la oportunidad de aprender las habilidades básicas para conseguir un trabajo y manejarse en la vida. De los 126 millones de jóvenes analfabetos del mundo, el 61 % son chicas.

En dialogo con Haciendocine, Lucas Peñafort cuenta que “este proyecto hubiera sido imposible si el equipo no hubiese sido en su mayoría compuesto por mujeres. Para mi, como hombre, hubiera sido inviable. Si vas a una casa lo primero que hacen es taparse con el velo la cara. Y acá se abrieron, de a poco, con una forma de comunicación no lingüística, porque hubo gente que quiso ayudarnos a hacerlo. De intentarlo traducir de manera convencional hubiera sido imposible. Sin las colegas mujeres no podríamos haber accedido a ese nivel de intimidad. Una de las protagonistas nos cuenta recuerdos dolorosos y ayudó que familiares cercanos nos tradujeran. En un primer momento no entendían nuestras preguntas, pero luego sí comprendieron. Eso está en la película, y también esto que dice Camila: ellas no tienen protagonismo. Es así, trabajan en el hogar, y sólo los hombres están en la economía formal. Ellas deben pedir dinero a sus parientes. El empoderamiento acá pasa por poder tomar las riendas de su vida económicamente”

“Es impresionante el trabajo de Shyam Sunder Paliwal de ir casa por casa y, por ejemplo, empoderarlas para que construyan un baño en su casa, modificando costumbres y rutinas, o cosas asociadas a la higiene. Es un trabajo de hormiga que realizó como intendente: hasta lo más evolucionado de plantar los árboles por las niñas, y hacerles entender que hay un Estado, que por allí nunca pasó, sabiendo que si se hacen las cosas de esa manera se puede lograr luego líneas de créditos y ayudas para los emprendimientos”, agrega Peñafort.
En la misma entrevista de Haciendocine Camila Menéndez dice “Cuando llegué a la India esperaba cosas más radicales. La brecha económica y cultural es gigantesca, y hay cuestiones como la dote, que continúa. Pero es a largo plazo el cambio de conciencia. Esa brecha es la misma que se ve en Argentina entre el campo y la ciudad. Lo más importante es que el proyecto les permitió vislumbrar otra realidad, realizando intercambios con extranjeros, haciendo que Piplantri sea completamente distinta a pueblos de al lado, a 100 kilómetros”

El modelo Piplantri se replica actualmente en 147 otros pueblos del Norte de India. Así, este proyecto está generando conciencia sobre la situación de las mujeres en India. Además mejora notablemente el entorno desértico del pueblo y eleva los niveles de las napas de agua a través de las raíces de los árboles.
Por otro lado, las mujeres adultas del pueblo desarrollaron un proyecto autogestivo, financiado a través de ahorros colectivos. Se trata de una fábrica de productos derivados del aloe vera: gel, champú, jabón. Aprovechando las plantas de aloe que fueron cultivadas alrededor de los árboles de Piplantri para prevenir las termitas, surgió este emprendimiento que le da empleo a las mujeres adultas. La venta de sus productos les ofrece a las mujeres una independencia económica desconocida hasta hace unos años atrás.

La producción es de Victoria Chales y Roopa Barua, la fotografía de Camila Menéndez y el montaje de Santiago Esteves y Camila Menéndez.
Camila Menendez es Realizadora de Cine de ERCCYV, Mendoza. Trabaja como montajista de cine documental y de ficción. Como realizadora cuenta con los cortometrajes Vol 1: Antonio y Vol 2: Lavalle. Hermanas de los árboles es su primer largometraje. Trabaja como montajista en La pasión de Verónica Videla, Los ojos llorosos, Necronomicón, El eslabón perdido, Madam Baterflai, Con nombre de flor, La noche adentro y Rivera 2100.
Lucas Peñafort obtiene la diplomatura en Documental de Creación en el Observatorio de Cine de Barcelona. Se gradúa como Director Cinematográfico en la Universidad del Cine de Buenos Aires. Trabaja como sonidista y montajista en Caja cerrada, Hamdan, La familia Chechena, El gran canto del chamanismo, El manifiesto del Chamanismo, Con nombre de flor. Hermanas de los árboles es su ópera prima.