Las mujeres llamadas Dolores

Nunca pude comprender del todo ese momento imaginario en el que una madre embarazada, a sabiendas de que en su vientre crece una niña, toma la decisión –quizás junto al padre de la criatura, o en algunos casos hasta por su decreto- de llamar a su bebé “Dolores”. Vinculado, como tantos otros nombres, a la religión católica, Dolores hace referencia a la angustia que sintió – o debió haber sentido- la virgen María ante el calvario y crucifixión de su hijo Jesús.  A ella, el homenaje.

Hace once años, al morir Etchevehere padre, comenzaron las maniobras fraudulentas para que la única hija mujer de una de las familias más poderosas de Entre Ríos fuera despojada de su herencia. El proyecto Artigas tiene como “impulso fundante” esa defraudación que los hermanos varones le realizaron a Dolores: un caso de violencia económica y de género que involucra, según afirman en su sitio web (https://www.proyectoartigas.ar)  “un entramado de corrupción política, judicial e intereses económicos”. Luis Miguel, Sebastián y Juan Diego, le han negado a su hermana los derechos hereditarios sobre aquello que dejó su padre al morir en 2009. Otra beneficiaria de los bienes del patriarca Luis Félix Etchevehere es su esposa, la que eligió (o aceptó) nombrar Dolores a su niña y que hoy dice que su única descendiente mujer no tiene derechos sobre el campo que reclama. Leonor Barbero Marcial no siente en carne la crucifixión de su hija. Seguramente por ser ella misma también una víctima.

Dice Dolores Etchevehere que un momento nodal en este camino fue cuando leyó en una encíclica –una suerte de carta con bajada de línea papal- la palabra de Francisco aludiendo al desprecio que la humanidad siente por la tierra o, como él la llama, la Casa Común. La enorme reflexión que le generó aquel texto la impulsó a co-fundar y desarrollar el Proyecto Artigas, una red que se propone rescatar la tierra de la economía del descarte, de los tóxicos que la contaminan y productivizarla junto con los que necesiten techo y trabajo.

Mientras la disputa por las hectáreas sucede en un campo en Entre Ríos, en las pantallas también se juega el poder real mediante los medios de comunicación y sus herederas informativas, las redes sociales. El 26 de octubre, Google homenajeó en su página de inicio (aquello que llaman doodle) a otra Dolores, a propósito de cumplirse 139 años de su nacimiento. Una indígena ecuatoriana de apellido Cacuango que nació en la tierra sin poseerla y que rápidamente intuyó que su forma de vida y la de sus hermanos –en el sentido más amplio de la palabra- podía ser mucho más digna y plena de lo que era. Pero que iba a tener que pelear.

Su madre y su padre trabajaban en un campo que era propiedad de la Iglesia católica sin más pago que el escaso derecho de habitar una parcela. Cuando en la primera década del siglo XX Eloy Alfaro, un militar revolucionario dos veces presidente de Ecuador, separó a la Iglesia del Estado, aseguró la escolaridad laica y expropió todas las haciendas eclesiásticas. Pero ni aquellos metros cuadrados con una choza donde vivía Dolores y su familia, ni el resto de las hectáreas clericales quedaron en manos de la comunidad originaria sino que fue el Estado el que comenzó a administrar esos bienes terrenales. De la iglesia o del Estado, nunca de los indios. Nunca de Dolores.

Dolores Cuacango Autor/a Desconocido/a

Esta enorme líder dedicó su vida a defender la dignidad de los pueblos indígenas y también a trabajar la tierra. Fundó escuelas bilingües (quechua-español), luchó por los derechos de toda la clase trabajadora y en contra de la violencia hacia las mujeres. Abogó por la reforma agraria y le puso su voz a las protestas con enérgicos discursos, también bilingües.

Dolores que defienden la tierra negada, ya por la conquista, ya por los terratenientes. Los indígenas y las clases populares de Ecuador adoptaron a Cacuango y la rebautizaron como Mamá Doloreyuk o sencillamente le decían Mama Dulu; su pueblo fue su gran familia.  A Dolores Etchevehere su sangre no la traicionó: son varones ejerciendo violencia patrimonial sobre las mujeres de su linaje, un modus operandi que se repite desde que el campo es campo. El Proyecto Artigas es la nueva familia de Dolores. Al igual que Mama Dulu, sus hermanos y hermanas también serán los sin tierra.

Lucía Fernández Hadid (@luferhadid)

Cortesía de Noticias de Ayer


Lucía Fernández Hadid

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