12 de octubre, la colonización de las subjetividades

Con la llegada de los primeros europeos a estas tierras Americanas, comienza una larga historia de violencia, racismo, saqueos, genocidios, luchas y resistencias. A esta altura de la historia, lejana y poco creíble queda esa narrativa de un “encuentro entre razas”, ilustrado como un cordial saludo entre elegantes y aseados españoles y primitivos habitantes con sus genitales bien cubiertos por pastizales y anchas hojas.

Los testimonios de época dan cuenta del cruel abuso, los despojos y la brutalidad de la conquista. El proceso de colonización del suelo americano, respondió a las necesidades de las metrópolis europeas y los recursos robados a estos pueblos, motorizaron el desarrollo de los incipientes proyectos capitalistas del viejo continente.

El 12 de octubre, recordamos la llegada del europeo a nuestras tierras. Sin embargo, al pensar esta fecha se suele caer en la tentación de imaginar la injusticia contra los pueblos originarios, esos pobres morochitos de un lejano pasado idílico. Y “nosotros” (blanquitos o no tanto, pero con secundario completo), adoptamos una posición culposa y de vergüenza ajena por los crímenes perpetrados contra “ellos” los habitantes “originarios”. Es entendible la tentación de asumirnos “hijos de inmigrantes conquistadores”, de algún modo somos hijos de inmigrantes. Aunque no de conquistadores, la mayoría llego escapando del hambre y de la guerra. Pero, en la misma medida somos hijos mestizos de una historia de luchas anti-coloniales, independentistas, anti-imperialistas y de defensa de la madre tierra. Fuera de las auto-percepciones provincianas y clase-medieras, somos sudakas sin visa de trabajo. Mano de obra barata, mejicanos del sur, del centro o del norte del continente, sin distinción relevante entre países del “patio trasero de América”, porque ésa, la América del norte, se afanó hasta el nombre del continente.

Sin embargo no es mi intención denunciar los crímenes que a esta altura ya casi todos conocemos (o deberíamos conocer), sino revisar esos pliegues incómodos que nos impiden asumir la condición de colonizados como un problema propio y actuar en consonancia con esa condición. Algún lector o lectora desprevenida podría pensar que estoy hablando de la anacrónica situación de las islas Malvinas. Pero lo cierto es que el colonialismo aprendió formas mas eficientes de controlar sus dominios y en la actualidad (casi) no precisa de invasiones militares. Le basta con colonizar el sentido común, o mejor aún, fabricarlo a su medida. Claro que siempre está la posibilidad de ejercer presiones financieras y hostigamientos de diferentes materias. Cambian los medios, pero los fines que los justifican, son los mismos.

Por eso en este 12 de octubre, me gustaría que la fecha nos recuerde que ese origen colonial y la imperiosa necesidad de librarse de su yugo, no es sólo un asunto de la comunidad wichi, jadeando de sed en la sequedad del chaco salteño, ni una sección del museo de antropología, ni un capitulo ilustrado en un manual del primer nivel educativo. El colonialismo hoy, es la falta de tierra para muchos y la concentración en pocas. Es Lewis quedándose con lago escondido, es el modelo de agro industria envenenando todo lo que se le cruce por delante. Son los fondos de inversión incendiando la provincia para construir barrios cerrados o sembrar más commodities. Es el pulpo mediático inoculando odios y promoviendo peleas internas. Es un compatriota repitiéndo que Argentina es una mierda y que es preferible morir lavando platos en un país serio. Es el lobby financiero presionando gobiernos con corridas cambiarías porque lo que vale es la divisa extranjera. Es nuestro país arrastrado a condenar en la ONU a un pueblo digno por decirle NO a los grandotes del norte. Somos nosotros los hijos y las hijas de esa historia que no se terminó, que continua, que sigue viva en cada lucha emancipadora y late en cada corazón rebelde de nuestra América.


Víctor Hugo Alegre

Técnico Productor en Medios Audiovisuales egresado de la Facultad de Artes de La Universidad Nacional de Córdoba. Radialista y productor de contenidos digitales.

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