Emotiva y auspiciosa fue la jornada desarrollada el pasado 18 de febrero en el Centro de Jubilados “Los Reartes” de dicha localidad, donde se proyectó la premiada película “Argentina, 1985”. Dirigida por Santiago Mitre y protagonizada, entre otres, por Ricardo Darín y Peter Lanzani, en los roles de los fiscales Julio César Strassera y Luis Moreno Ocampo, respectivamente. El film narra el célebre “Juicio a las Juntas Militares” que gobernaron de facto nuestro país entre 1976 y 1982, en lo que se conoce como la última dictadura cívico-militar-eclesiástica de Argentina.
En el marco de la “Semana de la Memoria”, este encuentro contó con la presencia de vecines de Villa Ciudad Parque y Los Reartes, quienes vieron con mucha emoción e interés la película, coronando la proyección con aplausos. Luego de la misma, en una improvisada ronda, muchas voces brindaron sus pareceres tratando de contextualizar la época en donde aún no había información clara acerca de la complicidad civil y empresarial que sostuvo un plan económico y de especulación financiera cuyas huellas llegan hasta nuestros días. Por ejemplo, la Ley de Entidades Financieras N° 21526, que posibilitó el dejar de fomentar las actividades productivas para buscar sin límites el rédito económico.
Durante esta actividad, además, hubo un espacio para tender puentes con las actuales luchas por Justicia Ambiental, y se denunció que, con procedimientos similares a los de la dictadura, actualmente se criminaliza la militancia de compañeros por un ambiente sano.
Carlos Weiss, referente del centro de jubilados, abrió el espacio a la reflexión y al silencio, junto a las sentidas y empoderadas palabras de su compañera Marti, docente rural y militante.
No es en esta crónica donde habrá señalamientos para los criterios estéticos de esta multipremiada película. Sin embargo, adjuntamos algunas resonancias en el tratamiento de personajes como los que testimonian familiares directos que asistieron a su proyección a poco de su estreno. Si el lector tiene la amabilidad de clickear:
Son auspiciosos los motivos para celebrar este tipo de encuentros. Nuevas chispas para recordar a los que ya no pueden hablar y nos habitan con sus silencios.
